Bienvenida

Historias totalmente creadas que estan basadas en la historia de alguien, a quien, todavía, no tengo el gusto de conocer...

viernes, 12 de mayo de 2017

11.Mayo.2017 23:11



Me encuentro a meses de la supuesta despedida que le di al yo contigo, a ese personaje que buscando entre otras miradas jamás hubiera encontrado... Pero me pongo a pensar en el por qué y en el para qué de las cosas recordando todo lo que plasmaste para mí en mi aniversario y sinceramente no vale la pena hacer más mención de ello pues es ayer y todavía hay mucho por hacer. 

Lamento lo pasado, lo excesivo u obsesivo que he sido para ti y para contigo, realmente no me gusta serlo o saberme en ese sentido pues prefiero dibujar sonrisas y no gestos fallidos. 

Una vez más, después de 364, me recuerdo, escribiendo para ti al ritmo de la melodía que fluía y que respiraba junto conmigo, me recuerdo nervioso y ansioso esperando la misma hora que ahora espero... Una vez más, podré escribirle a la misma causa pero no lo mismo, a pesar de que nuevamente le queden 49 minutos a tus exactos 23, el día más esperado del año está por terminar pero sé que algo nuevo tiene que comenzar, como lo harán las nuevas tareas y proyectos que te esperan como niña grande o como doctora pequeña. Se aleja el ayer y se acerca el mañana para la ansiedad, deseosa de saber que sigue y que depara un año más de vida y alegría. A pesar de la distancia y de las dificultades del camino debes entender y aprender que uno siempre se aleja de ciertas cosas o personas que fueron importantes, pues en su momento alimentaron lo más sutil del intelecto, lo más puro del alma o lo más profundo del corazón. 

Así pues, como cierto día alguien, muy importante, me dijo que:
"la belleza de la vida radica en los pequeños momentos, en los instantes que un persona hace que te marquen para siempre" ...
No dejes pasarlos ni pasar de ellos disfruta los momentos y con ellos todo ese tiempo, continúa marcando vidas con esas letras, gestos y sonrisas. Sigue valiéndote por ti misma pese a lo que diga una ley, una palabra o una boca. Se feliz con el rostro pero también con el corazón. No mires atrás a menos que quieras ver de dónde vienes o qué quieras saber dónde estuve yo. Solo continúa el trayecto persiguiendo sueños al ritmo de una canción. 

No voy a escribir lo mismo de siempre, ni repetir lo que otros, solo ofreceré una disculpa por algún estrago o por alguna errónea oración, pues en mi encontrarás a ese alguien que dibujaste con la mente o que construiste con el canto... No voy a escribir lo mismo de siempre pero es inevitable la situación... 



feliz cumpleaños!

viernes, 5 de mayo de 2017

Somos seres agónicos

...de qué creen que estemos enfermos desde que nacimos?, de qué?... estamos enfermos de muerte!! todos nosotros somos seres agónicos. Aparece el elemento bioético. Toda madre cuando da vida, también otorga muerte. Cada uno de nosotros, desde que nacimos, somos condenados a muerte, pero el tema es que las condiciones sociales sean la que las anuncie, es decir, que de repente el enfermo terminal llora su condición de muerto en vida porque alguien se lo anunció, el médico, la enfermera o el psicólogo, sin embargo hoy a cada uno de ustedes yo les estoy informando... que se están muriendo!! que están más podridos hoy que ayer! y si no, se llama vaho... y me van a decir que huele como de bebé? los bebés no huelen así o si? hasta el jocoque que te tira el bebé... jocoque no? (grupo que te tira el bebé) pues no huele como el de tu amigo el borracho de ayer en la noche, no? no huele igual, el de tu amigo en la noche huele de verdad a que se está pudriendo algo!... qué se te está pudriendo?... todo! Somos seres agónicos. Esa es una concepción que... la definición de salud conservadora... no admite! nos estamos muriendo desde que nacimos, la muerte es nuestra constante, la vida es la lucha contra esa muerte que instante con instante está intentando lograr. Basta con que tu corazoncito pare un segundo para que lo que en realidad suceda sea la muerte o no? sin embargo vivimos en una sociedad en la que la muerte no es tema de todos los días... el mexicano se ríe de la muerte, pero no se ríe del morir, no es lo mismo hablar de la muerte, que hablar del morir, son dos conceptos evidentemente distintos. El 2 de noviembre y el 1º de noviembre nos reimos de la muerte, pero cuando tu mamita chula, un día, a la hora de la comida cuando tu regresabas de clase muy contento, cansado, exhausto y te sentabas en la mesa y tu mamita había... estado a punto de ser atropellada, cuando iba al mercado y toma conciencia de su condición agónica, te dice, así de buenas a primeras: "oye mijo, oye mija, te quiero hablar de algo muy mio, muy personal, muy de nadie más... quiero hablarte de mi muerte" Qué es lo que empiezas a decir?, levantas las orejas y dices... si mamá hablemos de tu morir!, o empiezas a decir las idioteces sociales de: "no mamá, tu nos vas a durar para siempre!", "nos vas a enterrar a todos!" "tu eres... materialmente indestructible!"... no decimos esa serie de estupideces!!!???, es decir, que no dejamos, y es aquí dónde empiezo a recuperar la relación paciente-médico, no dejamos que el otro verbalice su verdad, creemos que nuestra verdad... es la verdad! y no somos capaces deoir las otras verdades con las que nos relacionamos... todos los días.
Pongo un ejemplo más sustancial, y no porque hablar de la muerte no sea sustancial y no lo va a dejar de ser porque es el elemento central... de nuestras vidas. No pensar en la muerte es no pensar en la vida. Una muerte sin sentido... es una vida sin sentido, una muerte con sentido... es una vida con sentido. Nuestro temor sustancial a la muerte es saber que no hemos hecho nada suficiente con nuestras vidas y por eso... tememos morir; porque si tu vida fuese tan plena y hubieses hecho todo lo necesario... por qué no otorgarte a la muerte?, es decir, el martir, el heroe sabe que sin eso por lo que lucha, perdiendo eso por lo que lucha... no tendría sentido seguir vivo, su vida solamente tiene sentido con eso. Cuál es el sentído de nuestro vivir? eso se llama funcionalidad deontológica... cuál es el sentído de nuestra existencia? 




...con cariño, el Maestro!

martes, 4 de abril de 2017

11.Mayo.2016 23:03


A quien corresponda,



bien. Ahora ya sabes que no me olvide, difícilmente me olvido... Y siendo hoy un día tan especial y que está por acabar debo decirte que le quedan 49 minutos a tus exactos 22, que alguien derramó su llanto por las calles de San Luis, que la frialdad estuvo presente y que esa calidez se fue, que salió el sol y que por más que te busque entre árboles y debajo de piedras jamás te encontré. No pretendo aburrirte con tanta letra, pues ya habrá tiempo después para eso. No haré la clásica felicitación de cumpleaños porque sabes? No la mereces. No me equivoque, esta es la hora exacta 11+11 y 11 x2. Siempre es lo mismo siempre es uno. Y siempre son dos. Y con uno ninguno y con dos, uno. No repetiré lo trillado de todos los años. No seré una víctima más, no un año más. Recuerdo cuando dijiste lo especial que es para ti este día y que esperas con ansias, me alegra saber eso pues denotas cuanto más quieres vivir y estar aquí, eso llena también de vida a los que te quieren, a los que te admiran, a los que te sueñan y escuchan cada vez que endulzas a los 7 vientos cuando cantas. Tiempo hay y tiempo habrá para decirte una y mil cosas con teclas o con susurros, tiempo es lo que hay cuando haces nada y se genera un recuerdo, tiempo es lo que me faltará...

No intentaré repetir lo de toda la vida en vida, lo que dicen los amigos o los cercanos, no pienso repetir algo que quizás ya sabes o sepas o esperes o te desespere. No te detengas, sigue y continúa. Sonríele a la vida y al que no te hace el día, da gracias y evita quejarte, cántale al cielo y a la flor pues del cielo creció la flor y la flor algún día será cielo, vívete y deja vivir, pues...
A veces solo hace falta una sonrisa, unos buenos zapatos para andar, una pizca de suerte y una canción...
No quiero repetir lo que dicen los cánones o las leyendas...


Feliz Cumpleaños!

domingo, 14 de marzo de 2010

...una decisión - La Isla de la balanza-


Encerrado en un cuarto de ángeles estoy, estoy porque aún tengo la fortuna de estar, estar simplemente por estar ya que me es imposible fingir lo que siento y que a la vez siento no poder expresar, expresar el incongruente flujo de sensaciones que pasan, que pasan siendo como armas letales, las cuales no sé como describir, describir al verdugo que me tortura y me extorsiona, me extorsiona saber eso porque creo estar siendo la victima que jamás imaginé torturar.

Si, Isabel y yo teníamos un par de años de conocernos, la relación de un tiempo a la fecha ha sido algo inestable problema tras problema, alegría tras alegría, cual barco que navega en altamar en días de tormenta o en días de calma. He navegado en su vida sin saber realmente mí destino, nuestro destino final. Efectivamente me ha costado subir a este barco, he pagado un precio muy alto para al fin conseguir un lugar en primera clase, sería de tontos aventarse del barco a medio camino y nadar y nadar.

En tiempos libres, cuando no había mucho que pensar ni por qué preocuparse, se desató una terrible señal, aquella chica imposible había respondido al saludo más simple del mundo, imposible de creer pero cierto sin embargo. El tiempo transcurrió y las cosas se ponían en una balanza, cuando de un lado había tormenta, en el otro reinaba la calma.

Por cierto lapso de tiempo dejé de ver a María, Isabel representaba el todo, lo absoluto, la maravilla, el mundo entero; mi barco navegaba con tranquilidad por su mar, que me protegía, me ilusionaba, que me guiaba por la felicidad. Era el sentimiento el culpable de que al estar con ella mis 5 sentidos se volvieran uno y nada más, que al soñar con ella las cosas efímeras se convirtieran en una eternidad, y que mi condición de hombre libre me trasladara al mundo de su frivolidad.

Había que hacer escala en una isla, donde predominaban árboles grandes de ilusión, plantas llenas de ficción y animales nocturnos que emanaban sonidos de confusión, mi yo y mi otro yo comenzamos a explorar juntos la isla mientras el barco esperaba en la orilla, las voces de los árboles nos aconsejaban regresar, mi yo trataba de ignorarlas y continuar con el cometido mientras que mi otro yo intentaba interpretar esas voces de aliento y confianza, ambos sabíamos que no estábamos perdidos pero que entre más nos adentráramos en la isla más peligro correríamos. Eran las plantas quienes teñían el paisaje de infinidad de colores, y eran ellas también quienes nos hacían reflexionar sobre permanecer o desaparecer del lugar, mi yo era el necio a quien mi otro yo necesitaba convencer, de cualquier forma seguimos caminando pero esta vez eran los sonidos animales quienes insistían en nuestra permanencia, mi yo era el caprichoso cobarde, mi otro yo el sensato valiente que no permitiría el tropiezo de su contra parte.

Ambos sentíamos una mirada penetrante que no nos dejaba ni un solo instante, pudimos habernos puesto a pensar en que la mirada era de alguien familiar, pero no le dimos mucha importancia y seguimos el camino; se adentraba la noche y no parábamos de caminar, pues íbamos en busca de algo, algo que aún no teníamos ni la más mínima idea de que podría ser, pero sin embargo buscábamos; sonidos de animales, voces de arboles en la mente pero el latido de un corazón confuso, acelerado por sentir esa sensación de pertenencia, o mejor aún, esa sensación de confidencia nos perturbaba aún más y ponía en un terrible conflicto la capacidad de decidir libremente, de elegir un camino cierto, ese camino ambiguo y subjetivo que pudiera llevarnos al exilio.

Era la mirada tierna, sincera, y fiel la que no dejábamos de sentir, y por más que nos pusiéramos a pensar, sabíamos de quién podría venir, si, María estaba allí, junto a nosotros todo el tiempo, todo ese tiempo relativo a mí a ella y a nuestro sentir, la había encontrado nuevamente, pero en realidad eso no me ponía feliz, feliz estaba al darme cuenta que me había reencontrado, que era a mí a quien yo extrañaba, y que la culpable de ese frío sentimiento era ella porque sabía, muy en el fondo, que yo no era yo si no estaba con ella, y no me gustaría ponerme a pensar en eso de la necesidad de quien tanto habla la tan afamada sociedad, porque de haberla necesitado hubiera caído en el pozo de la obsesión, donde solo se ve un haz de luz, aquel único objetivo por alcanzar cuando todo lo demás se vuelve oscuro e insignificante.

María y yo fuimos a recorrer un poco la isla, era completamente un mundo nuevo que no conocía, pero sin embargo un mundo increíble, del que ella se había vuelto parte, al que me quería involucrar, donde me perdiera por un instante. Me quería con ella, yo no estaba seguro de eso, me limitaba a ella, yo no me cansaba de eso, me prometía una luna y una estrella, yo daría la vida por ella. Mi condición de libertad nuevamente se veía afectada pues la libertad se ve estancada cuando en el camino encuentras dos brechas y no sabes por cual decidirte, no sabes cual podrá ser tu mejor decisión.

Entre tantos pensamientos y sentimientos encontrados recordé que me hacía falta algo y efectivamente yo había dejado a alguien por mí esperando, salí corriendo sin pensar en detenerme, llegué a la playa, el barco ya no estaba, estaba la huella y sobre ella un mensaje que decía: "todo camino tiene un inicio y tiene un fin, y el nuestro hasta aquí llegó", eran mis manos que inmediatamente comenzaron a temblar, la vista clavada en el horizonte se comenzaba a inundar, mis pierdas débiles empezaban a cederse a la fuerza de gravedad dejándome caer, el mundo que creí alguna vez reinar daba vueltas y vueltas sin cesar, la trayectoria del mar había llegado a su final y la bella isla que me cobijo por un momento se empezaba a secar, fue entonces cuando cerré los ojos sin parar de llorar, una nueva tormenta había comenzado ya... culpable por no apreciar la situación y culpable por no aprovechar una oportunidad, llegó el momento de abrir los ojos, ya no era ningún barco en algún mar, sino una carroza en un pedregal; ya no era ninguna isla encantadora, sino un enorme desierto donde me encontraba yo y nadie más.


11a. Historia
2a. Etapa
Poncho Knox

domingo, 11 de octubre de 2009

...una Carta -A quien corresponda-


No, no, no... o bueno, tal vez.. pero... ¿cuando habrá sido la última vez que recibió alguna?, me es difícil responder esa pregunta ya que no fuí yo el autor; ¿y si se enoja?, y... ¿si cambia todo entre nosotros?, no quiero meter la pata, ¿por qué todo tiene que ser tan difícil? y más cuando mis deseos y ganas aumentan y más cuando soy capaz de... ¡que terrible situación!, me encuentro atrapado entre mis propias palabras, ensordecido por mi propio silencio, cegado por mis própias visiones y anhelos, y ellá ahi... como aquella luz que se ha de seguir en medio de la inmensa oscuridad, donde lo único que se desea es escapar. Y bien, una simple carta no creo que le haga daño, en todo caso serían las palabras o las frases implicitas...

Querida Lucía:

Esta tarde mientras apreciaba el atardecer...
No!, no puedo comenzar de esa manera, es algo tonto y absurdo ya que lo que menos quiero que sepa es que mientras intento escribirle, algo profundamente triste intenta consumirme llevandose lo poco que queda de mi. La última carta que le escribí jamás se la dí, quería que fuera un secreto, uno de tantos que...

Lucía es aquella chica sencilla, de sonrisa encantadora y ojos fascinantes, portando del virus de la pasión y la enfermedad de la alegría, vive inundada de amistades, pasiones y fantasía, sin pedirle algo al mundo ajeno, puede hacer del suyo uno extraordinario, bello y eterno. Y es entonces cuando entro en crisis y contradicción al no saber si realmente me la merezco o si es uno de esos caprichos que tanto detesto pero... pensandolo bien, se está convirtiendo en una gran asesina de mis ojos, de mi alma y de mi vida... ¿por qué me sonrie de esa forma? ¿por qué me ve y hechiza? ¿por qué me toca y me paraliza? ¿por qué no puedo ser yo mismo, cuando es ella misma?

El problema comienza cuando al intentar escribirle una oración brotan mil desde el fondo de mi corazón matando el hecho de no saber ni de mi tiempo, ni de mi espacio, ni de mi razón; me es muy difícil escribirle todo esto que siento, no quiero aburrirla, invadirla ni persuadirla, quiero que sepa con una o con mil palabras que siento algo muy lindo por ella que me llena de ilusión, que es algo increiblemente cierto y que me temo que no es simplemente pasión.

Recuerdo que no fue casualidad conocerla, mucho menos azares del destino, fue algo que ambos provocamos, algo que no se de donde vino, ese algo que te impulsa a hacer cosas inimaginables, a moverte por espacios inestables, a decir cosas absurdas pero aceptables; es el hecho de desconocerse a sí mismo, de trasladarse a un mundo lleno de locos, de ir contra la corriente de no saber que es lo que en sí está pasando, es el querer mover cualquier objeto con el simple sentimiento. Entonces esto no se puede quedar así, ella tendrá que recibir la carta que pienso escribir, la que me abrirá las puertas o la que me enviará al exilio. Dar el siguiente paso, no es fácil, pero no darlo puede ser insensato.
"El problema acabaría si al decirle amor, ella me respondiera: "lo siento, amigo"... mi mundo y mi tiempo se detendrían si al decirle amor, ella me dijerá: "dime, amor mío!"

Querida Lucía:

Heme aqui escribiendote las palabras que cierto día crei no escribiría...



10a. Historia
2a. Etapa
Poncho Knox

domingo, 12 de octubre de 2008

...una pregunta -Mi gran amigo, mi gran amor-

Ya lo decía alguna vez aquella pregunta: ¿cómo pretendes que te diga “amigo” si alguna vez te dije “amor”?, y es así como acontece ahora; yo, sentado, cruzado de piernas, mordiéndome los labios... miro hacía el cielo esperando a que caiga algo que me alivie o aniquile de inmediato; ella, sentada con las piernas juntas, con su rostro sobre ellas, lleva sus manos sobre la cabeza como si intentase desaparecer de este momento, en el que quizás no se había puesto a pensar ni un solo instante...

[Recuerdo aquella vez, cuando nos conocimos, la recuerdo tan bien como si hubiese sido ayer, mi familia y yo teníamos apenas dos semanas de habernos mudado a este lugar, era viernes por la tarde y las hojas de los árboles revoloteaban junto con el viento del otoño que nos cobijaba mientras allá afuera, en la mente de los demás, reinaban el rencor, las guerras y nada más.Teníamos la edad, de la sonrisa, de la alegría y de la paz, ella llevaba un vestido bello como su rostro, puro como su alma y blanco como su ingenuidad, yo vestía el mismo overol de todos los viernes, pero creo que ella no se fijó en eso, porque no dejaba de asombrarse por mi cara de felicidad. Me invitó a jugar con ella, acepté y pasamos toda esa tarde juntos, después, ya cansados, terminamos sentándonos frente a la puerta de su casa, platicando de cosas tan simples pero tan complejas y fantasiosas a la vez, que sólo cuando somos niños solemos decir.

Desde aquel entonces, Anna y yo solíamos salir por las tardes a jugar, a inventar cosas nuevas, a imaginar vidas diferentes, a reír o simplemente a sentarnos y platicar de mil y una estupideces frente a la puerta de su casa. Era entonces cuando solíamos decir infinidad de frivolidades, como que nosotros jamás besaríamos a alguien del sexo opuesto en nuestras vidas, al menos yo, deje de opinar eso cuando ella me dio un beso por primera vez en la mejilla... Conforme fuimos creciendo, los juegos, las risas y las pláticas fueron tornándose más intensas, interesantes y divertidas, sin darnos cuenta, éramos el uno para el otro aquel gran amigo o amiga que todos alguna vez deseamos tener; todos los viernes me contaba de algún chico nuevo que había acabado de conocer, nunca me dijo algo sobre algún interés en alguno de ellos pero como buen amigo, siempre trataba de aconsejarla, guiándola por el buen camino; confiaba mucho en mi, ya que yo era como su diario personal, donde ella anotaba todo... hasta con lujo de detalle. En una noche de esas, fue cuando me abrazó y me dio las gracias por ser quien era para ella, "su mejor amigo", recuerdo haberle dicho que la amistad que sentía por ella, era como la rosa de su jardín, que ella solía regar a diario y procurar siempre por su bienestar.]

...volteo a verla y ahora tiene la columna recta, el cuello erguido y los ojos cerrados, y mientras noto su pausado pero profundo respirar, me envuelven unas ganas terribles de acercarme, abrazarla, darle un beso y confesarle de una vez que todo lo que ahora siento ya no es simplemente una gran amistad como antes, sino un profundo amor que no me deja en paz. ¿Estará arrepentida? o ¿por qué le escurre esa lagrima por el rostro? debo dejarla que piense un poco mas, que se tome el tiempo necesario, pero también tengo ganas de salir corriendo y olvidarme de una vez de todo esto y volver al ayer, cuando todo era perfecto...

[La primera vez que la vi llorar fue mientras me reclamaba por que el día anterior no había salido a jugar, cosas tan simples... pero ella creía que me había pasado algo malo, poco tiempo después, entendí que el llanto no era por coraje ni por capricho de tenerme a su lado, sino porque había llegado a pensar que quizás no me volvería a ver sonreír ni una vez más.]

...con una cara de desesperación, angustia y desconcierto paso mi mano derecha por mi cabeza mientras observo como una pequeña hormiga, lleva el alimento a su hogar...

[Esa vez no era una hormiga, era yo, no era alimento, era una flor, tampoco era un hogar, quizás pensaba, muy en el fondo, llevársela a mi futuro amor; sí, ella había recibido honores en la escuela por sus sorprendentes notas y es ahora cuando pienso que tome eso como pretexto para pintarle una sonrisa más con aquella bella flor.]

...una vez más dirijo todos mis sentidos hacia ella y noto como mi corazón, comienza a latir cada vez mas rápido, no parpadeo y degluto una enorme cantidad de nervios... todo esto es por el simple hecho de que también ella ha puesto toda su atención en mi dejándome perplejo sin oportunidad de movimiento alguno; nuestras miradas se cruzan intercambiando sensaciones jamás antes sentidas por alguno de los dos, no hace frió pero comienzo a temblar, ella derrama una lagrima más pero aun así no me deja de mirar, presiento que en cualquier momento un inmenso llanto la puede hacer estallar y siento eso por que algo en mi también comienza a consumirme, dejándome sin poder respirar.

Y es ahora cuando mi "yo" sucede sin que mi "mi" pueda reaccionar al golpe tan fuerte que acaba de recibir porque me acaba de hacer una pregunta que pensé que jamás llegaría a oír...

¿Quieres ser el amor de mi vida, sin dejar de ser mi viejo y gran amigo?
continuará...
9a. Historia
Poncho Knox

domingo, 28 de septiembre de 2008

...una obsesión -Un amor espontáneo-

Ese día me tuve que levantar temprano, como todos los días, para ir y llegar a tiempo a la primer clase en la universidad, estamos en invierno y el sol sale como a partir de las 6:15 am; como siempre, encendí la luz del cuarto, pues podía ver muy poco; por lo regular siempre que despierto hay una luz encendida en la casa de los vecinos, pero esta vez estaba apagada, esa luz de ese cuarto que puedo ver a través de mi ventana.
En esa casa vive una pareja bastante adulta con su hija, normalmente los señores no están entre semana, podría decir que ella vive prácticamente sola, se llama Paulina y tiene aproximadamente la misma edad que yo; es una chica realmente guapa y muy atractiva... aún no la conozco pero... su nombre pues... me lo sé porque una vez le gritaron tan fuerte que me despertaron de uno de esos sueños tan fantásticos que suelo tener; Paulina tiene un coche muy bonito y todas las mañanas al estar cerrando la puerta de mi casa, ella siempre sale corriendo de la suya, aventando sus cosas al coche y arrancándolo tan violentamente que estoy seguro que se le hace tarde para llegar a tiempo a su universidad. Es increíble la velocidad con la que hace todos esos movimientos, pero aún así me he percatado muy bien de unas cuantas cosas, Paulina no tiene el cabello lacio y sin embargo siempre sale con el alaciado perfecto, al salir corriendo, ella sabe que siempre estoy saliendo de mi casa al mismo tiempo que ella sale de la suya, y no se si es inercia o qué, pero siempre me dispara una sonrisa que, siendo sincero, me mata porque, como ya he dicho, ella es muy atractiva, gracias a esa sonrisa, me he dado cuenta que el maquillaje que porta siempre es impecable, jamás le he visto un grano en la cara, y las pinturas que usa para los ojos y los labios deben ser mágicas porque se le ven sorprendentemente magnificas; estoy casi seguro que tiene un enorme guardarropa, porque siempre sale con algo nuevo sobre el cuerpo; debe tener seguramente también muchos pretendientes, pero casualmente nunca he visto a ninguno de ellos llegar a su casa.
Después de que se me hizo raro ver apagada la luz del cuarto de Paulina, baje a desayunar algo rápido, porque se me estaba haciendo algo tarde, tomé mis cosas, giré la perilla de la puerta principal de mi casa pensando en que al dar un paso afuera, me encontraría con Paulina, voltearía y la vería lanzándome nuevamente una sonrisa como apenada porque se le ha vuelto a hacer tarde, salí de la casa, cerré la puerta, voltee a ver que pasaba y había una enorme tranquilidad en la casa de ella, enseguida voltee a ver el calendario pensando que quizás me había equivocado y que hoy era talvés sábado pero no, era miércoles y su coche estaba estacionado como todas las mañanas frente a su casa, no le tomé mucha importancia y continué con mi trayecto rumbo a la universidad. Después de una hora, comencé a pensar en Paulina, porque a pesar de ser una chica aparentemente superficial e impuntual, cumplía siempre con esa rutina matutina de la que yo también había llegado a formar parte, regresé a mi casa por la tarde y su coche seguía en el mismo lugar, me dio curiosidad por ir a tocar la puerta de su casa y preguntarle si las cosas estaban bien, pero decidí no ir, pues quizás se había quedado dormida. Pasó el jueves, el viernes y no la había vuelto a ver por las mañanas, cosa que aumentaba más mi intriga, espere a que llegara el lunes, volví a salir de mi casa a la hora de siempre y Paulina... brillaba por su ausencia.
Decidí ir a verla por la tarde, cuando regresara de la universidad, y así fue, iba muerto de nervios porque jamás habíamos cruzado ni una sola palabra, toqué la puerta tres veces y una voz de mujer gritó: -¿Quien?-, yo le respondí: -¿Paulina?- y me dijo: -Si, ¿quien eres?-, -soy.. Isaac, tu vecino-, le respondí con una voz temblorosa, entonces vi como abrió la puerta pero solo unos cuantos centímetros, y me dijo: -Disculpa que no pueda recibirte, pero me siento mal, ¿se te ofrece algo?-, -No, solo vine a ver como estabas porque no te he visto más salir de tu casa por las mañanas como todos los otros días de clases- vi como se abrió la puerta por completo y dándome la espalda me dijo: -Pasa si gustas-, no lo pensé dos veces y con mi mano izquierda le toque en hombro derecho diciéndole: -¿Segura que estás bien?- se soltó a llorar y me dijo que la noche del martes se había aplicado una crema en el rostro, que en lugar de tener un efecto positivo, le había demacrado la cara, tanto que había quedado frustrada y sin ganas de salir a la calle, estaba muy arrepentida de esa terrible obsesión que la invadía por tener un rostro implacable y por verse siempre bien para los demás y no para ella misma, me contó que no tenia amigos porque todo mundo en su universidad la tachaba de niña presumida y superficial, y que los pocos que tenia, los había dejado de ver hace mucho cuando vivía en otra ciudad; no paraba de llorar y me partía el corazón el no saber como poderla ayudar. Sentados en un sillón, la tome entre brazos tratando de colmar toda esa tristeza que desahogaba en lagrimas, le dije que era verdad y que nadie le discutía lo bella que era físicamente pero que hacia falta que ella se creyera cuan inmensamente bella podría ser desde el interior, inmediatamente dejó de llorar y me dijo: -¿Cómo puedo decubir eso?-, -deja que te lo demuestre- le dije y le di un beso tan profundo, cargado de todas esas ganas de amar que llevaba por dentro y que no me dejaban descansar, tardamos minutos involucrados ese instante de amor espontáneo que al terminar, no nos quedaron ganas de decir una sola palabra más.
Desde ese día ella y yo somos novios, ha cambiado mucho en su forma de vestir, el cabello natural que ella tiene me encanta y sin maquillaje se ve hermosa, nuestra rutina ha cambiado también, pues todas las mañanas toco a su puerta, ella sale, me abraza, me da los buenos días, yo le respondo con una flor distinta cada día, nos vamos juntos, me deja en la universidad y ella se va a la suya, me escribe cartas casi diario y cuando no lo hace es porque ha usado ese tiempo para hacerme mi postre favorito, yo le escribo poemas y se los leo cuando estamos en su azotea en días de luna llena, y precisamente ayer estando ahi, calló por unos segundos y viéndome a los ojos me dijo: -ahora entiendo, que me quisiste decir aquella vez con aquel profundo beso-.
8a. Historia
Poncho Knox